Un error clamoroso de la corresponsal de 'El País' provoca un lío monumental en Perú
El cúmulo de desconocimiento, desprecio y rencor de clase ha provocado un escándalo notable en Perú por la crónica de la corresponsal de El País.
Una noticia sobre la boda de una mujer de clase alta en Perú y un noble español ha sido una de las más leídas de la edición digital de El País en los últimos días gracias, como suele ocurrir en internet, a titular bastante llamativo: "Un espectáculo de esclavos ambienta la boda entre un aristócrata español y la hija de un político peruano".
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La noticia, firmada por la corresponsal en Perú del diario de Prisa, Jacqueline Fowks, explicaba que en la boda entre Belén Barnechea, hija de un político peruano que llegó a ser candidato a la presidencia, y "el aristócrata español Martín Cabello de los Cobos" se habían grabado vídeos de uno de los espectáculos del convite en los que aparecían "personajes de la época en la que Perú era un virreinato de la corona española (siglo XVI) simulando trabajos forzados".
El asunto reunía todos los ingredientes para generar una indignación ideológicamente perfecta: sus protagonistas, ella de clase alta e hija de un político de derechas, él español y noble, la posible apropiación cultural, el colonialismo, las referencias al pasado español de Perú, la banalización de la esclavitud…
El gran problema es que no era verdad: una vez destapado el supuesto escándalo los verdaderos conocedores de las culturas precolombinas señalaron que no se trataba de "un espectáculo de esclavos", sino de la conocida como "danza con soga", una ceremonia en la que participaban guerreros y que se pueden encontrar en las representaciones artísticas de distintas culturas prehispánicas, desde la mochica hasta la inca.
Aclaración de la propia novia
El revuelo ha sido mayúsculo en Perú, con voces de todos los ámbitos criticando o explicando el hecho, hasta tal punto que la propia novia, Belén Barnechea, se ha visto "obligada" a aclararlo en un mensaje en redes sociales en el que ha explicado que se había sentido "orgullosísima de poder enseñar a mis amigos lo maravilloso y culturalmente rico que es nuestro país".
Y es que según explicaba no se trataba de un espectáculo de esclavos ni de nada relacionado con el virreinato español, tal y como aseguraba el artículo en El País, sino de una representación de "la cultura Moche (…) que se desarrolló entre los siglos II y VII" –nada más y nada menos que nueve siglos antes de lo que aseguraba la corresponsal Fowks– y con la que tiene una especial vinculación su familia ya que "mis abuelos maternos dedicaron su vida y esfuerzo a ponerla en valor para el mundo" con restauraciones y exploraciones arqueológicas.
El mensaje explicaba que se trataba de una recreación de esa danza de la soga que hemos comentado y lamentaba profundamente que dicho intento de "poner en valor la riquísima cultura moche" se haya acabado "tergiversando de esa manera y que se esté politizando la situación". Además, Belén Barnechea incidía en lo que sin ninguna duda está en el origen real del escándalo: "Nos duele mucho —decía en su mensaje– que se esté utilizando como cortina de humo para tapar los graves problemas estructurales y las huelgas en las que está hoy nuestro querido país".
No obstante, la realidad de lo ocurrido no ha llevado a una rectificación de El País y, al contrario, incluso organismos oficiales peruanos como Alerta Racismo, una plataforma dependiente del Ministerio de Cultura, han emitido comunicados al respecto.