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13 feb. 2022
3 min read
Han transcurrido 13 días desde que un aluvión cambió la vida de los moradores de La Comuna y La Gasca. Lo ocurrido no solo evidenció los riesgos en esa zona. También puso sobre la mesa la situación de otras áreas vulnerables similares.
El Municipio sostiene que la tragedia se produjo porque la cantidad de lluvia sobrepasó la capacidad del colector en la quebrada El Tejado. Esa estructura se monitorea desde 2011, cuando entró gran cantidad de lodo y maleza.
Según los registros de la Empresa Metropolitana de Agua Potable y Saneamiento (Epmaps), hay 137 estructuras de captación de agua. De esas, ocho que están en el sur y 14 que se ubican en el norte son catalogadas como vulnerables.
En el sur están las quebradas de Caupicho, Ortega, Guamaní y Chuzalongo. Mientras que en el norte se ubican Rancho Bajo, San Antonio, La Bota, Caicedo, Armero y Vásconez, entre otras.
Luis Collaguazo, jefe de la unidad de Mantenimiento de Captación en Quebradas, explica que la vulnerabilidad de las quebradas depende de la cantidad de material que es arrastrado y del número de veces que se les debe dar mantenimiento adecuado.
Frente a la Quebrada Caicedo, en las laderas del Pichincha, detrás del Centro Comercial El Bosque, vive Jorge Segovia. Su conjunto se ubica a unos metros del colector. En diciembre del 2021, tras un taponamiento, 12 familias evacuaron la primera planta.Siete días estuvieron fuera de sus casas, mientras el Municipio trabajaba en el colector. Ese conjunto está compuesto por torres pequeñas de al menos tres pisos.
Después del aluvión en La Comuna, Segovia y sus vecinos tienen temor de que algo así ocurra en su conjunto; allí viven al menos unas 600 personas. Según la Epmaps, el evento que tuvo lugar en ese sector no afectó a viviendas y el taponamiento se solucionó.
En las laderas del Pichincha, hay al menos tres sectores que presentan características similares que El Tejado. Eso aumenta la probabilidad de que algo parecido pase.
El Instituto de Geografía de la Universidad San Francisco de Quito (USFQ) analizó las quebradas Vásconez, Armero y Miraflores Alto. Concluyó que, si bien el nivel de agua fue un factor, también hay que analizar la deforestación en las cuencas, la falta de mantenimiento de las quebradas y la falta de planificación urbana.
Manuel Narváez es investigador de este Instituto y dice que hay tres condiciones que hacen posible eventos similares a los ocurridos en La Comuna y La Gasca en esas otras quebradas que bajan del Pichincha: una cuenca de aporte de lluvias, un colector y una tubería por la cual se dirige el agua.
SDLqSi no hay mantenimiento y limpieza de las quebradas y se deforesta las cuencas, es posible otro evento; además, hay que actualizar los diseños hidráulicos de esas infraestructuras que tienen varios años”, advierte el experto.
La Epmaps asegura hay una intervención en El Armero y otra planificada para la quebrada Vásconez. En Miraflores se hace mantenimiento preventivo y se detectó un botadero ilegal.
Para Martín Bustamante, investigador de las quebradas de Quito, uno de los problemas es que las quebradas son vistas como botaderos de desechos, allí termina todo lo que ya no se utiliza.Él recuerda que, en la capital, las quebradas son patrimonio natural y cultural. Por eso es importante su conservación. De ahí la importancia del mantenimiento de las infraestructuras ya que Quito se asienta sobre quebradas
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