Niños en vulnerabilidad no acceden a la vacunación contra covid-19
Los estudiantes regresaron a clases presenciales en la Unidad Educativa Dolores J. Torres, en Cuenca. Pero los hermanos Sully, de 11 años, y Dylan, de 12, siguen en la virtualidad porque no están vacunados contra el covid-19.
Nadie les prohibió volver, pero dicen que irán después de vacunarse y no saben en qué tiempo. Desde hace cuatro meses viven con su abuela, porque su mamá migró a EE.UU. y su padre falleció.
Dylan vive en una comunidad de la parroquia rural de Turi y dice que su abuelita no entiende nada sobre la vacunación. “Yo quiero ir a la escuela porque con la maestra en el aula aprendo mejor”. Actualmente reciben apoyo pedagógico gratuito para nivelarse.
Ellos son parte de los niños que viven en situación de vulnerabilidad en Ecuador y que no acceden a la vacuna por la migración de sus padres, trabajo infantil, pobreza, abandono o falta de escolarización.
Según el Vacunómetro del MSP, hasta el sábado 702 455 niños de 5 a 11 años no recibían la vacuna anticovid-19, el 30% de esta población objetivo. En esta misma situación están 320 709 chicos de 12 a 17, el 16%.
Quienes están en los quintiles de pobreza extrema tienen menos posibilidad de llevar a sus hijos a puntos de inmunización, señala una encuesta del Instituto Nacional de Estadística y Censos que incluyó preguntas de la vacunación.
2,6 millones de habitantes, principalmente de la zona rural, como Dylan y Sully, viven en extrema pobreza. Ellos desconocen los beneficios de la vacuna, explica Francisco Pérez, subsecretario Nacional de Vigilancia de la Salud Pública.
Otro factor que incide, según la encuesta, es el miedo a que la vacuna no sea segura o la desinformación. Así lo cree Esperanza Yankur, quien aún no vacuna a sus cinco hijos en Taisha, Morona Santiago. “Nos dio el virus y nos curamos”, dice.
Frente a esta situación, señala Pérez, aplican equipos de respuesta rápida. Son brigadas de toma de muestras y vacunación en 95 parroquias con bajos niveles de vacunación.
En esa lista están parroquias de Morona Santiago, Santo Domingo de los Tsáchilas, Los Ríos, Guayas y Pichincha, Sucumbíos, Orellana y Napo. Para esto se apoyan en los líderes comunitarios que conocen la realidad de las familias.
En las ciudades de alta movilidad como Quito, Guayaquil y Cuenca desplazan brigadas a centros comerciales y mercados, donde hay vendedores ambulantes con sus niños.
Además planifican llegar a los planteles educativos que están activados y reforzar las campañas de información sobre el peligro del virus y los beneficios de la vacunación.
Astolfo, de 12 años, vive en el cantón cañarense de El Tambo. No estudia porque su familia no tiene recursos y tampoco se ha vacunado. “Entre semana le ayudo a mi padre en el oficio de la construcción”.
Pérez explicó que para cubrir a la población que no puede asistir de lunes a viernes se aceleró la campaña masiva los fines de semana. Son 500 puntos en todo el país y la meta de los últimos dos días era aplicar 200 000 dosis, 30 000 de ellas a menores de edad.
Pero Dylan y Sully no tenían quién los lleve al punto más cercano y esperarán que llegue una brigada a su parroquia. Pérez señaló que el MSP está dentro del plazo para alcanzar el 85% de niños y adolescentes inmunizados para un retorno seguro a clases presenciales.
Según las autoridades, no hay una explosión de contagios en menores, pese a que más de dos millones ya asisten a clases (en el país hay 4 309 139 estudiantes). Por ahora, a la semana hay un promedio de cinco contagios en menores de 5 años y 60, de entre 6 y 17 años. La mayoría es asintomático y se detecta por el contacto con un adulto que dio positivo.
Antes, en la época más crítica, sobrepasaban los 1 000 contagios semanales en menores, dice Pérez. “Tenemos vigilancia activa y es importante que los niños se vacunen para bloquear los riesgos por la Ómicron”. Mientras tanto, Dylan se sigue cuidando con el uso de la mascarilla cuando sale de casa.