Natalia Fedner, la creadora del vestido más sensual de Rosalía: “Jennifer Lopez convenció a mi padre de que yo tenía un trabajo de verdad”
El modelo que la catalana luce en La fama está inspirado en el célebre vestido de Marilyn Monroe en La tentación vive arriba. No es la única artista que se rinde a unas prendas metálicas confeccionadas con un misterioso tejido que tiene hasta patente: de Beyoncé a Cardi B, Shakira o Ana Mena.
El escueto y transparente vestido que Rosalía (Barcelona, 28 años) luce en su último videoclip, La fama, es un protagonista más de la historia. Mientras la artista catalana baila la bachata sobre el escenario, bajo la inquisitiva mirada del canadiense The Weeknd (Abel Makkonen), la prenda se balancea reflejando la luz de los focos. “Realmente lleva varias cosas en distintas capas”, explica su creadora, la ucraniana Natalia Fedner (Chernivtsí, 38 años): un vestido de escote halter, inspirado en el célebre modelo blanco de Marilyn Monroe en La tentación vive arriba; un biquini de cristales de Swarovski, y una liga en la pantorrilla. La idea de las superposiciones fue cosa de las estilistas del clip, las hermanas Chloé y Chenelle Delgadillo, “para un resultado más sexy y con más movimiento”, apunta Fedner.
El vestido de Rosalía en ‘La fama’ es obra de Natalia Fedner y está inspirado en el de Marilyn Monroe en ‘La tentación vive arriba’. FOTO: GETTY IMAGES / DR
El fotogénico conjunto no esconde ningún diseño rompedor, pero sí un innovador material, obra de Fedner, con seis años de investigación a sus espaldas y una patente. No es la cota de malla típica de las armaduras, no son simplemente cadenas, ni el oroton de los vestidos de Versace. Urdida con un hilo metálico, la ‘tela’ resultante es elástica en las cuatro direcciones, un ingenio que permite que se moldee instantáneamente sobre el cuerpo, adaptándose a las curvas y realzándolas. “Cuando inventé mi tejido no pretendía acabar patentándolo, simplemente estaba emocionada por su potencial para idear nuevos diseños”, explica la creativa. “Pero cuanta más gente interactuaba con él, más me daba cuenta de lo único y sorprendente que resultaba”. Obtener esa patente no le fue fácil, porque este recurso legal que garantiza los inventos no está planteado para la moda, por norma general demasiado fugaz para tolerar la espera. “Pensé que sencillamente tendría que enviar una muestra del textil, pero desafortunadamente no funciona así. No se me permitió ni mandar un vídeo, solo palabras e ilustraciones”.
Ana Mena, de Natalia Fedner, recogiendo su premio en la gala de LOS40 la pasada semana en Mallorca. FOTO: DANIEL MARTIN
Un primer plano del tejido. FOTO: MATHIEU BITTON
Sueño americano
El nombre de Natalia Fedner, desconocido para el gran público, es en realidad una confidencia compartida entre las divas de la música. Beyoncé ha vestido sus prendas en dos de sus vídeos (tanto en Lemonade, como en Black is King), Alicia Keys las ha escogido para sus conciertos y hasta Lenny Kravitz se ha rendido a estos destellos. También Cardi B, Cher, Doja Cat o Shakira. ¿Una de las últimas? La cantante española Ana Mena que se cubrió con falda y top de la enseña la semana pasada en la entrega de premios de LOS40. “Conocí la marca por una cuenta de Instagram que descubre a nuevos diseñadores, Up Next, y les pedí el look para Ana porque me pareció muy cañero”, cuenta su estilista, Victor Blanco, “aunque parezca punto es todo metálico, así que no se pueden hacer arreglos de última hora”. No son piezas de prêt-à-porter, sino que se acercan más a la costura, realizadas artesanalmente y adaptándose a las medidas de cada cliente.
La primera estrella en lucirlo fue Jennifer Lopez, solo unos meses después de que Fedner creara su empresa homónima: “Me gusta decir que Jennifer Lopez convenció a mi padre de que tenía un trabajo de verdad. Acababa de empezar con mi firma y tuve la suerte de encontrar a alguien que realmente creía en mí, Ludmila Tomashevsky. Ella habló con varios estilistas, entre ellos con Rob Zangardi y Mariel Haenn, los encargados de vestir a JLo. Les presté varios diseños durante meses, pero nada funcionó, así que ya me empezaba a desanimar. Estaba muy verde entonces y no entendía cómo era ese proceso”. Aquel fue un momento dulce para Fedner, que entonces acumulaba varios años de experiencia en el sector trabajando para Calvin Klein, Donna Karan o Marc Jacobs y había pasado por una de las ediciones del concurso Project Runway. “Vestir a famosas hizo posible que una marca pequeña como la mía, sin inversores, fuera tomada en serio. Me ayudó a empezar a llegar a los puntos de venta y a seguir creando”.
Beyoncé en ‘Black is King’, con un tocado de Natalia Fedner. FOTO: DR
La propia historia de la diseñadora podría dar como argumento de una miniserie: hija de dos ingenieros, nació en Ucrania cuando el país era una de las repúblicas constituyentes de la URSS. “Siempre me gustó jugar con cosas inesperadas. Uno de mis primeros recuerdos es estar haciendo pulseras de colores con trozos de cables del edificio de comunicaciones telefónicas locales de Chernivtsí”. Con solo seis años Fedner se convirtió en refugiada y emigró con su familia a Estados Unidos, a Ohio. De adolescente una beca al mérito le sufragó los estudios y más tarde, ya como veinteañera, se trasladó a Nueva York y a París para estudiar en la prestigiosa escuela de diseño Parsons. “Cursé diseño textil. Tuve una profesora, Claire Jochum, que ideaba telas para Christian Lacroix y que me abrió los ojos a la idea de hacer desde cero los materiales con los que confeccionaría mis diseños. Así que empecé a experimentar con cosas inusuales”.
Lenny Kravitz, en el intermedio de la Superbowl en 2015, con una camiseta de Natalia Fedner. FOTO: GETTY IMAGES
Cuenta la creativa que su proceso arranca siempre cuando se le presenta un problema para el que necesita solución innovadora. “El procedimiento es similar al método empírico de la ciencia, de prueba y error. Para mí además la respuesta debe ser creativa, única y estéticamente satisfactoria”. Su discurso no encaja en el cajón de diseñadores al uso, probablemente porque el suyo esté más cerca del de los artesanos que trabajan añadiendo un valor manual. “Creo que soy artista antes que diseñadora. No me motiva acumular toneladas de dinero, así que pierdo ventas por no tener existencias. A la gente hoy le gusta tener las cosas inmediatamente, pero yo prefiero crear cada prenda conforme a las medidas de mis clientes”. Unos compradores que suelen repetir, “hay muchos que coleccionan mis prendas. Mi modelo de negocio se acerca más al de un escultor que al de una marca de moda. Tanto que he creado unas esculturas que expondré en Art Basel en Miami en unas semanas”.
Un retrato de la diseñadora en su taller. FOTO: CORTESÍA DE NATALIA FEDNER
Natalia Fedner en el backstage de uno de sus desfiles. FOTO: MAURICE THOMPSON
Via ElPais