Más de cuatro de cada diez ecuatorianos mayores de 65 años sobreviven sin ingresos laborales ni pensión
El porcentaje de adultos mayores vulnerables económicamente en el país supera el promedio regional. Ellos dependen de bonos y de familiares cercanos.
La vejez no es sinónimo de tranquilidad y retiro en Ecuador. Un porcentaje creciente de la población está llegando a la tercera edad (65 años o más) con nula estabilidad económica.
Según un último estudio de la Organización Internacional de Trabajo (OIT), apenas el 25,5% de los adultos mayores en el país tiene pensión, tanto pública como privada.
Asimismo, otro 25,2% se mantiene trabajando, en la mayoría de los casos en actividades informales o semi informales en sectores como el comercio.
Solo 7% de los ecuatorianos de 65 años o más tiene como fuentes de sustento tanto una pensión como un ingreso laboral. Mientras tanto, el 42,3%, es decir, cuatro de cada diez no tienen absolutamente nada para sustentar sus necesidades básicas: ni pensión ni sueldo por algún tipo de actividad económica.
El promedio regional de las personas de la tercera edad sin ningún sostén financiero es del 34,5%, por lo que en Ecuador la situación es peor que en varios países vecinos.
Andrea Santana, economista e investigadora, explicó que esta realidad es consecuencia directa de una economía con un alto porcentaje de informalidad y sueldos bajos durante la etapa productiva de las personas.
“La mezcla de esos dos factores, a las que se puede añadir la falta de educación financiera, provocan que no se acumulen ahorros para la vejez y el sueldo se esfume cada mes solo para mantener los gastos básicos del hogar. Con los años se cierran opciones laborales, aumentan los problemas de salud y la situación se complica”, puntualizó.
Bonos y familia
Según la OIT, una parte de los adultos mayores sin ingresos ni pensión reciben bonos o ayudas sociales directas. Sin embargo, en Ecuador, bonos como el de ‘Mis mejores años’ solo representa una inyección monetaria de $50 mensuales.
La protección social en el país ha aumentado en los últimos años y ya alcanza al 80% de la población más pobre; pero incluso los beneficiarios de ayudas necesitan del apoyo de hijos y familiares cercanos para poder sobrellevar la vejez.
Anastasia Mora, de 70 años, contó que durante 48 años se dedicó a todo tipo de ventas informales; pero ahora depende de su hija menor para cubrir gastos diarios (incluyendo medicinas).
“Mi hijita gana para mantenernos a las dos. Lo más caro son las medicinas porque tengo diabetes. Yo nunca estuve afiliada al IESS, y ahora mi hija tampoco, por lo que su vejez puede ser igual de jodida que la mía”, afirmó.
En Ecuador, la vulnerabilidad económica en la vejez golpea más a las mujeres que a los hombres.
De acuerdo con la OIT, el porcentaje de ecuatorianas sin pensión ni ingresos laborales en la tercera edad está en alrededor del 55%; mientras en el caso de los hombres, el porcentaje promedia alrededor de 30%.
Alerta para los jóvenes
Con corte a noviembre de 2022, solo 2,9 millones de ecuatorianos tiene un empleo adecuado en el país. Eso representa casi el 36% de la Población Económicamente Activa (PEA).
El 64% restante de la PEA está en la informalidad, sin afiliación al IESS. De ese total, apenas dos de cada diez informales tienen algún tipo de seguro privado, tanto para salud como para ahorrar con miras al retiro.
Eso quiere decir, de acuerdo con Santana, que se está incubando una crisis social y económica a futuro, porque la mayoría de esas personas llegarán a la vejez sin ningún tipo de soporte económico.
“Incluso los formales con afiliación al IESS deben tomar en cuenta que las pensiones no son muy altas en el país y, para tener una vejez tranquila, se debe ahorrar más allá del aporte obligatorio a la seguridad social”, dijo.
El gasto público para sostener a los adultos mayores se disparará
Actualmente, el gasto público para mantener el sistema de salud y pensiones llega al 7% del Producto Interno Bruto (PIB), pero en los próximos 40 años, los desembolsos llegarán a entre 13% y 15% del PIB.
Grande parte de ese aumento se deberá al creciente número de adultos mayores sin pensiones ni ingresos económicos, pero que necesitarán atenciones y ayudas.
A esto se suma la necesidad de un mayor presupuesto para bonos sociales que, en el caso de las personas de la tercera edad, ya representa actualmente más de $300 millones al año.
Sin embargo, esos mayores desembolsos no se traducirán en pensiones más altas porque dependen del nivel de salarios en la economía, del número de años trabajados y del 40% del aporte estatal.
Gracias a ese creciente subsidio estatal, que ya supera los $2.000 millones anuales, el IESS paga tasas de reemplazo del 80% en el caso de los hombres y del 65% en el de las mujeres.
Así, un jubilado recibe como pensión mensual hasta el 80% del promedio de sus cinco últimos mejores sueldos durante su vida activa como trabajador.
Adultos mayores sin pensión y sin ingresos laborales |
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País | Porcentaje | |||
El Salvador | 62% | |||
México | 55,20% | |||
Colombia | 53,80% | |||
Bolivia | 49,10% | |||
Ecuador | 42,30% | |||
Chile | 40,50% | |||
Perú | 39,60% | |||
Panamá | 34,80% | |||
Uruguay | 19,40% | |||
Brasil | 15,10% |