Los patinetes eléctricos ahora llegan con cámara: podrán detectar si circulas por el carril adecuado y frenar si no lo haces
Los patinetes eléctricos se han adueñado de muchas ciudades por ser una solución de movilidad sencilla y eficiente, aunque los servicios para compartirlos mediante una app han tenido más o menos éxito dependiendo de la regulación de cada ayuntamiento. En Madrid sobreviven, pero por ejemplo en Barcelona servicios como Bird o Reby han tenido que retirarse.
Ahora Spin, otro servicio, busca solventar los principales problemas del ridesharing añadiendo cámaras y valiéndose de la inteligencia artificial para controlar mejor el uso que se les da a los patinetes. Hemos podido ver un aperitivo de esta idea en el Smart City Expo 2021 que se está celebrando estos días en Barcelona.
Frenar cuando no conduces donde debes y aparcar automáticamente en lugares adecuados
Los dos modelos de patinete eléctrico de Spin, cada uno con sus cámaras frontales.
La idea de Spin se desdobla en dos patinetes. El primero incluye una cámara que, combinada con un algoritmo de inteligencia artificial, es capaz de detectar si está siendo conducido por una zona no permitida como la acera o los carriles para coches. Si es así,el patinete disminuye automáticamente su límite máximo de velocidad hasta unos 5 km/h y empieza a emitir un pitido muy estridente para que el conductor no tenga más remedio que colocarse en un carril correcto. Ya no hablamos de sistemas precisos via GPS como los de Bird, si no con una cámara capaz de reconocer el carril en el que estamos.
Si te fijas, uno de los dos patinetes cuenta con dos ruedas frontales. Es lo que le permite ser conducido remotamente desde una central hacia una plaza de aparcamiento adecuada.
El segundo es un patinete con dos ruedas delanteras en vez de una. Eso le permite tener más estabilidad y, en consecuencia, poder ser controlado remotamente desde una central valiéndose también de una cámara delantera. La idea es que si el usuario aparca el patinete en una zona no permitida (como la acera o una plaza para motos o coches), un operario pueda guiarlo hacia una plaza más adecuada.
Obviamente cada ciudad tiene sus propias regulaciones y sus tipos de asfalto y carriles, pero desde Spin afirman que su algoritmo de machine learning es capaz de adaptarse a cada urbe en cuestión de una semana.También se cubren las normas más universales: los patinetes nunca sobrepasan los 25 km/h.
También hay la idea de bonificar o penalizar al usuario dependiendo de su estilo de conducción. Si conduce por los carriles adecuados y aparca bien, se plantea regalarle minutos gratuitos en el servicio. Si aparca mal o conduce indebidamente demasiadas veces, se le puede bloquear el acceso al servicio temporalmente.
"Hacen falta decisiones más valientes en los municipios"
De momento Spin opera mayoritariamente en ciudades estadounidenses (además de en Canadá, Reino Unido, Alemania y Portugal, pero ya han dado sus primeros pasos en España aterrizando en Tarragona y Madrid. El principal obstáculo no es técnico si no regulatorio: hace falta dar más pasos en las leyes para que esos sistemas de IA con sus cámaras puedan activarse.
De hecho Filippo Bruneleschi, Country Manager de Spin en España y Portugal, critica lo que él califica como políticas de 'Greenwashing' que hay en algunas ciudades españolas y opina que hay que aplicar medidas mucho más duras para que una ciudad luche realmente contra la contaminación y el cambio climático. Filippo pone el ejemplo de la zona de bajas emisiones de Barcelona, a la que no pueden acceder vehículos matriculados antes de 2001. "Suena a buena medida, pero bloqueas el acceso a sólo un 4% de coches. Es un ecologismo de fachada, hacen falta decisiones valientes desde los municipios".
Spin sigue ampliando miras a más ciudades, pero su sistema de inteligencia artificial y control remoto no podrá activarse hasta que las regulaciones lo permitan. Ya no depende de avances tecnológicos, si no de avances en la ley. Si sucede, quizás nos podremos despedir del típico puñado de patinetes de estos servicios aparcados en lugares reservados a otras cosas.