La contaminación del aire causó más de 1,8 millones de muertes
Las partículas dañinas en suspensión, a las que están expuestas el 86% de las personas que viven en áreas urbanas en el mundo, causaron más de 1,8 millones de muertes en ciudades en 2019.
Ese es el resultado que presenta un estudio difundido esta semana por la revista científica The Lancet Planetary Health. Se calcula que unos 2 500 millones de personas en todo el planeta están expuestas al impacto de las partículas finas denominadas PM2,5. El número da cuenta del diámetro máximo de 2,5 micrómetros que tienen esas partículas estudiadas. El análisis se realizó de acuerdo con el modelo de un estudio dirigido por la profesora Verónica Southerland, quien trabaja para la universidad estadounidense George Washington.
La inhalación de esas partículas aumenta el riesgo de muerte prematura derivada de enfermedades cardiovasculares, respiratorias, cáncer de pulmón e infección de las vías bajas respiratorias.
El estudio examinó la concentración de PM2,5 y las tendencias de mortalidad asociadas en 13 000 ciudades, entre 2000 y 2019. Se encontró que el número de partículas finas fue siete veces superior al aconsejado por la Organización Mundial de la Salud (OMS). También se determinó que, en promedio, 61 de cada 100 000 muertes ocurridas en áreas urbanas en el planeta se debieron a esa polución en 2019.
Aunque la concentración de PM2,5 se mantuvo estable globalmente entre 2000 y 2019, se detectaron grandes variaciones entre regiones. Las ciudades en el Sureste de Asia (incluidas las de la India) vivieron los mayores aumentos, con un 27 % de media.
En lo que respecta a Ecuador, el país está en una zona (junto con Colombia y Perú) donde se producen entre 1 y 25 muertes por cada 100 000 habitantes relacionadas con la contaminación ambiental.
Hubo lugares del planeta donde decreció el número de partículas finas en el aire. Se destacan ahí ciudades africanas, europeas y americanas. Sin embargo, la cifra de fallecimientos por PM2,5 no cayó al mismo ritmo en esos sitios. La explicación para este resultado, a juicio de los investigadores, es la persistencia de otros factores demográficos, como el envejecimiento de la población.
“La mayoría de la población urbana mundial vive todavía en áreas con niveles dañinos de PM2,5. Evitar la carga sanitaria causada por la polución del aire requerirá de estrategias que no solo reduzcan emisiones sino que también mejoren la salud general para reducir la vulnerabilidad”, dijo Southerland.
Las muertes asociadas a contaminación del aire, de todas formas, parecen estar disminuyendo. En un estudio publicado en 2017 por la revista The Lancet se indicaba que 6,5 millones de personas fallecieron en 2015 por factores asociados a la contaminación del aire.
En ese estudio se determinó que el 16 por ciento de las muertes en el 2015, lo que suponía entonces unos 9 millones de personas, se dio por enfermedades relacionadas con la contaminación. Pero ahí se suman no solo las vinculadas con la polución sino también con la contaminación del agua. Este último factor, se calculó, era el responsable de dolencias que llevaron a 1,8 millones de fallecimientos.
En ese caso, la investigación fue elaborada por la Comisión sobre Polución y Salud, de la Unión Europea y la ONU.
Otro estudio reciente reveló que casi dos millones de casos de asma infantil han sido causados por el dióxido de nitrógeno, y dos de cada tres afectados viven en ciudades. Este contaminante, emitido principalmente por vehículos, centrales energéticas, fábricas y agricultura, estuvo detrás de 1,85 millones de nuevos casos de asma pediátrico en 2019, un 8,5 % de los diagnosticados a escala global.
En áreas urbanas, el dióxido de nitrógeno fue responsable de casi uno de cada seis nuevos pacientes infantiles de asma, según el estudio de Susan Anenberg, también de la U. George Washington