Hombre fallece tras presunto robo en Quito
Las dueñas del negocio se percataron del intruso por las cámaras de seguridad. Lo atraparon y lo habrían sometido con palos y un martillo
Madre e hija fueron detenidas luego de que un hombre falleciera tras recibir una paliza en el Centro Histórico de Quito. El hecho ocurrió en la madrugada del miércoles 4 de septiembre, cuando las dueñas del negocio se percataron, a través de las cámaras de seguridad, de la presencia de un intruso en su local.
Las mujeres, identificadas como madre e hija, se dirigieron al establecimiento ubicado a pocas cuadras de su vivienda tras visualizar al presunto delincuente en las grabaciones. Junto a tres vecinos, lograron capturar al individuo y procedieron a someterlo, antes de alertar a las autoridades a través del ECU 911.
Tras no recibir respuesta inmediata por parte de la policía, las mujeres acudieron al UPC del sector para informar sobre lo ocurrido. Fue en ese momento que las autoridades descubrieron al hombre herido en el suelo con una lesión grave en la cabeza y rastros de sangre a su alrededor.
Posteriormente, se revisaron las grabaciones de las cámaras de seguridad del local, donde se observó a las dueñas del negocio, junto a otras personas, agrediendo al presunto delincuente con palos y un martillo. A pesar de ser llevadas a la Unidad de Flagrancia, la Fiscalía no presentó cargos contra ellas y quedaron en libertad, mientras el caso continúa bajo investigación.
La abogada Nathalya Salazar explicó que, en caso de que se demuestre la participación de madre e hija en la muerte del individuo, podrían alegar legítima defensa. Sin embargo, Salazar señaló que se deben cumplir ciertos requisitos para que esta alegación sea válida, como demostrar que las mujeres fueron agredidas primero y que actuaron en defensa propia sin provocación previa.
En este contexto, la abogada mencionó que, al haber sometido al presunto delincuente hasta causarle la muerte, la legítima defensa podría no ser justificada si no se comprueba que el individuo representaba una amenaza inminente para las mujeres. Asimismo, Salazar indicó que el delito podría considerarse preterintencional, lo que implica que, al intentar causar lesiones como castigo, se terminó provocando la muerte.
Las dueñas del local informaron a la Policía que el hombre había robado pertenencias de su negocio días antes. En caso de considerarse un asesinato preterintencional, el Código Orgánico Penal establece una pena de 6 a 8 años de prisión, que equivale a dos tercios de la pena máxima para este tipo de delito.