¿Está listo Ecuador para dejar la mascarilla en espacios abiertos?

Desde el inicio de la pandemia, la mascarilla fue considerada uno de los elementos básicos de protección contra el covid-19. Dos años después, su uso en espacios abiertos está en retroceso en países europeos como Italia, Alemania, Francia, Reino Unido y España.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) constató que Europa está en buena posición para controlar la enfermedad debido a la alta tasa de vacunación de su población y al extendido nivel de contagios, sobre todo con la variante Ómicron.

Para Ecuador un escenario así no es alejado. En una entrevis​ta, la ministra de Salud, Ximena Garzón, dijo que el país podría ser el primero en Latinoamérica en retirar la obligatoriedad del uso de la mascarilla en espacios abiertos.

También señaló que si el ritmo de vacunación se mantiene talvez a finales de mayo Ecuador sea el primer país de Latinoamérica libre de covid-19.

Para alcanzar ese objetivo, indicó que la positividad viral se debe ubicar por debajo de los cinco (entre mediados de enero y febrero bajó del 65 % al 15%) y no debe existir la variante Delta, que según las autoridades es la que más causa el agravamiento de la enfermedad.

Reforzar las medidas de bioseguridad

Para la epidemióloga Andrea Gómez es muy temprano para dar ese tipo de mensajes y lo que se debería hacer es reforzar el uso adecuado de todas las medidas de bioseguridad.

Gómez indica que, a diferencia de países de Europa, Ecuador no tiene unsistema de salud fortalecido y tampoco una buena capacidad diagnóstica de todos los casos de covid-19 que existen.

Señala que para mantener la tendencia a la baja de contagios después del pico que vivió el país con la variante Ómicron, es necesario mantener estas medidas, que han sido una de las grandes herramientas para combatir la pandemia.

A la especialista le preocupa que se genere una falsa sensación de seguridad en la población y más aun de cara un feriado largo, en el que posteriormente se ha visto que hay un incremento de casos porque las personas se tienden a relajar.

Un virus que no se conoce bien

El epidemiólogo Marcelo Aguilar coincide con Gómez en que un anuncio así es prematuro y en la situación de riesgo que se vive con la pandemia, el mensaje se debe difundir en el momento indicado.

“Teóricamente es previsible que hasta marzo y abril podamos tener una situación de transmisión más baja, ojalá con perfiles endémicos, pero los anuncios tienen que ser en el momento preciso para poder orientar de forma adecuada”, señala.

Para Aguilar si bien las condiciones en cuanto a la pandemia son favorables, todavía nos enfrentamos a un virus que no se conoce del todo y que tiene una serie de condiciones que son preocupantes, como el surgimiento de una nuevavariante, como ocurrió con Ómicron.

Vacunar a más población

Para alcanzar un mejor escenario, el especialista indica dos aspectos. El primero es que si bien la vacunación cubre a una población importante (83%), hay sectores que tienen una inmunización muy baja, especialmente zonas rurales de la Costa, por lo que se debe inocular a la población rezagada y avanzar con las dosis de refuerzo que actualmente llegan al 20%.

Un segundo aspecto es seguir de forma rigurosa el comportamiento de los indicadores epidemiológicos. Aguilar menciona que Ecuador tiene un sistema de vigilancia débil y por ejemplo, los datos diarios de contagios tienen un retraso de al menos una semana y los de mortalidad por lo menos un mes.

“Hay que tener prudencia y calma para analizar los indicadores y solamente cuando tengamos situaciones de seguridad poder anunciar este tipo de medidas”, dice. Agrega que se podría crear una falsa seguridad en la población cuando la pandemia no ha terminado.

De su parte, la especialista en salud pública Catalina Yépez, señala que los mensajes por parte de las autoridades deben ser claros y asertivos porque lo peor que puede pasar es que la percepción de riesgo en las personas disminuya, en medio de una incertidumbre sobre nuevas variantes que podrían surgir como el sublinaje de Ómicron, la BA.2.

Para Yépez es necesario mirar la situación que viven países de la región y europeos, sin embargo, resalta que son realidades distintas en cuanto a capacidad del sistema sanitario, detección de contagios, conductas de la población y sistemas de protección en empresas públicas y privadas.

La salubrista, al igual que Gómez y Aguilar, coincide en que hay que intensificar la vacunación con el esquema completo y la dosis de refuerzo, lo que va a permitir pasar una nueva ola, en caso de que llegue, sin un gran impacto