El agotamiento parental, un efecto más de la pandemia
La pandemia implicó nuevos desafíos para los padres de familia. Combinar el cuidado de los hijos, la casa, las clases en línea y el teletrabajo ha llevado a muchos a experimentar el síndrome de ‘burnout’ o agotamiento parental. Ahora, el retorno progresivo a las aulas pudiera significar un alivio para los progenitores.
Paulina Barahona, psicóloga y directora general académica de la Universidad Católica del Ecuador, cuenta que el término ‘burnout’ se utiliza generalmente para referirse a las personas que ya están “quemadas” por las actividades laborales.
Esto empezó a asociarse también en la pandemia con toda la labor que tuvieron que afrontar los padres. Muchos tuvieron que convertirse en profesores de sus hijos, sin descuidar sus responsabilidades laborales.
Además, el encierro de los primeros meses y el escaso contacto con otras personas contribuyó a que presentaran estrés, irritabilidad y frustración relacionados a la crianza de sus hijos; son síntomas característicos de este agotamiento.
Los primeros meses de pandemia, Andrea Gavilanes recuerda que su jornada empezaba a las 07:00 y no paraba durante todo el día. Mientras trabajaba, debía cocinar, limpiar la casa y preocuparse por el bienestar de su hijo de 4 años.
A veces tenía reuniones y justo en ese momento su hijo quería ir al baño, le daba hambre o quería jugar, ya que pasaba solo. “Terminaba agotada física y mentalmente”, cuenta esta madre.
Su niño es hiperactivo, entonces la situación se complicó un poco más. Por eso, decidió que su hijo no tenga clases virtuales, ya que en ese caso hubiese tenido que estar sentada todo el día a su lado para que se concentrara.
La posibilidad de que asista presencialmente a clases fue un alivio para Gavilanes. Ahora su hijo va a la escuela, pero tuvo que repetir un año por no haberse inscrito a las virtuales. Su regreso al trabajo también la ayudó a despejar su mente y a disminuir el estrés que sentía.
Para Ana Montalvo, el regreso al trabajo también fue un escape y un alivio. Esta madre de familia incluso pidió volver, ya que los niveles de estrés que sentía en el hogar la estaban afectando.
Montalvo tiene una hija de 14 años y uno de 4. Cuando se inició la pandemia, las actividades en su trabajo aumentaron pero afortunadamente su pequeño aún no ingresaba a clases y la mayor se desenvolvía sola.
Los problemas empezaron cuando su hijo menor empezó a asistir clases virtuales. Estar presente en ese momento se le hacía muy complicado. No podía concentrarse en su trabajo, porque al mismo tiempo tenía que hacer manualidades y jugar con plastilina junto con el pequeño. Por eso decidió pedir ayuda.
Debido al estrés que sentía en su hogar y al agotamiento, Montalvo pidió volver al trabajo semipresencial hace seis meses. Tres días a la semana va a la oficina y los otros dos se queda en el hogar, pero cuenta con el apoyo de su madre, quien asiste al pequeño en sus clases virtuales.
“A veces me sentía como una mamá irresponsable y culpable o quedas ante los demás como mala madre”, dice Montalvo. Hace dos meses su hijo ya está asistiendo en modalidad semipresencial, lo que ha representado un alivio.
Barahona explica que es normal que las madres o padres sientan que son “malos padres” cuando están pasando por este tipo de agotamiento, pero “es importante saber que somos seres humanos y que estas situaciones nos afectan”.
Según una encuesta de la consultora española Lingokids, ocho de cada 10 padres consultados se sienten culpables por no tener el tiempo que desearían para dedicarle a sus hijos. Siete de cada 10 expresaron su cansancio por tratar de ser padres perfectos.
Algunos de los síntomas del ‘burnout parental’ son irritabilidad, frustración, estrés y la sensación de que no son capaces de lidiar con todo lo que están viviendo en este momento.
No se debe subestimar el agotamiento parental o ‘burnout’. La psicóloga recomienda pedir ayuda a un especialista o conversar con personas ajenas a la familia. El regreso a clases y al trabajo presencial, dice, ayudará a que cada uno tenga su espacio.
Tome en cuenta
Enojarse fácilmente, no tener paciencia y sentir estrés persistente son algunos de los signos de alerta de que necesita ayuda.
La terapia psicológica es recomendada para los padres que sienten que están sufriendo este síndrome. No subestime su agotamiento.
Redistribuya las tareas del hogar. Todos los miembros de la familia deben responsabilizarse de alguna actividad para que no recaigan en una persona.
Conversar con otros padres de familia o amigos le ayudará a comprender su situación. Y tendrá un espacio de esparcimiento.