Ecuador, con más reportes de SARS-CoV-2 en animales

A inicios de este mes, Reino Unido reportó el primer caso confirmado de un perro con SARS-CoV-2. Un poco antes, en octubre, Francia documentó la detección de la variante B.1.160 en una mascota; sus dueños tuvieron covid-19 y le transmitieron la enfermedad.

En Ecuador hay datos desde mayo. El Instituto Nacional de Investigación en Salud Pública (Inspi) comenzó un muestreo en animales de compañía a inicios de este año en Guayaquil y hace pocas semanas informó la detección del virus en roedores y fauna silvestre.

El muestreo inicial reunió 77 perros y gatos, con un 20% de resultados positivos. “Hablamos de transmisión inversa porque la transmisión común es humano-virus, directamente. Pero en estos resultados vemos que el humano infecta al animal”, explica Alberto Orlando, director de la investigación.

Entre las conclusiones hallaron dos factores de riesgo. Los propietarios compartieron alimentos con sus mascotas mientras atravesaban la enfermedad y duplicaron la posibilidad de transmitirles el virus. El riesgo se elevó cuatro veces si durmieron en un espacio común.

El director médico de la Clínica Veterinaria Guayaquil, Javier Bravo Icaza, recuerda que en dos casos hasta fueron intubados porque estaban en tratamiento previo por diabetes y cáncer. Uno de ellos murió. “Como veterinaria no hemos tenido más casos. Al parecer la sintomatología de covid en perros y gatos es muy leve e incluso se puede enmascarar con otras enfermedades más comunes como gripes virales en perros y rinotraqueítis viral en gatos”, afirma.

En el resto de casos positivos del estudio del Inspi el curso de la enfermedad fue breve, en algunos no hubo síntomas y los anticuerpos desaparecieron entre dos y tres meses después del contagio. La carga viral fue baja y por eso Orlando aclara que perros y gatos no tienen la capacidad de transmitir el virus a los humanos.

En otras especies, los alimentos contaminados que terminaron en la basura se convirtieron en posible vía de infección. La investigación reunió 153 roedores en distintos sectores de Guayaquil. Dos fueron positivos y, nuevamente, se confirmó la transmisión humano-animal.

El análisis luego se extendió a seis animales silvestres, entre mapaches, ocelotes, monos y cusumbos.

Un mapache dio positivo a covid, incluso con una prueba confirmatoria. Esta fase del estudio tuvo el apoyo de la Fundación Proyecto Sacha, que trabaja en el rescate de fauna silvestre. Solo en este año ha dado atención a casi 1 000 animales y ha enviado 25 muestras de mamíferos al instituto, para un proyecto integral que se enfoca en detectar patógenos relacionados a actividades humanas, como brucelosis y leptospirosis.

Eliana Molineros dirige la fundación y recuerda que el animal fue derivado en septiembre a la veterinaria Mansión Mascota. Tenía varias mordidas cuando fue rescatado en la vía a la Costa y como parte del protocolo tomaron muestras para distintas pruebas. El diagnóstico de covid fue casual: no tenía síntomas.

Se presume que se contagió por la mordida de otro animal, aunque el informe de animales de compañía descartó la transmisión entre especies. Por eso otra de las teorías es que ingirió restos de alimentos contaminados. El mapache superó sus heridas y luego de un mes fue liberado en la reserva Manglares del Salado.

“Debemos ser conscientes de la relación entre el tráfico de fauna silvestre y la aparición de enfermedades zoonósicas con potencial pandémico. De hecho, hay hipótesis como la del pangolín respecto a SARS-CoV-2”, asegura Molineros.

Orlando reafirma que no se puede olvidar el origen del nuevo coronavirus, por lo que es necesario extender este tipo de investigaciones. “El virus se ha adaptado, con consecuencias devastadoras. Y aún ahora sigue buscando reservorios. Si tenemos una mascota tenemos la responsabilidad de aislarnos si aparece algún síntoma”.

Ecuador aún no registra estos datos en plataformas como la Organización Mundial de Sanidad Animal (OIE). Por ahora los resultados del Inspi son parte de dos publicaciones que están en proceso de revisión en las revistas científicas One Health y Transboundary and Emerging Diseases.

Su autor asegura que los datos son contundentes. “Guayaquil reporta la prevalencia más alta de la región en animales de compañía (perros y gatos). No hay reporte tan alto, con una prevalencia del 20%; no lo tiene Brasil ni EE.UU.. que tienen programas de vigilancia”.