Dos años más de concesión y rebaja en canon a Tagsa

La pandemia del COVID-19 dio un duro golpe económico a las aerolíneas y a los aeropuertos, que vieron caer sus ingresos por la contracción del tráfico de pasajeros. Y aunque el 2021 supuso una mejoría frente al escenario del año pasado, la recuperación aún no está a la vista, sobre todo por la amenaza de la variante ómicron.

En medio de ese escenario, la concesionaria Tagsa, que maneja el aeropuerto de Guayaquil y es parte de Corporación América, ha estado buscando una compensación por el desequilibrio económico que ha generado la caída de ingresos desde el 2020.

El asunto se abordó por meses entre la compañía y la Autoridad Aeroportuaria de Guayaquil (AAG), ente municipal. Tagsa apeló a una cláusula del contrato de concesión, que alude a casos de fuerza mayor, para este pedido.

La concesionaria sacó sus cifras. Pidió que se le reconozca un pérdida de 55,5 millones de dólares. Allí se incluían los ingresos propios del negocio de la aviación y comerciales que se dejaron de percibir.

Nicolás Romero, gerente de la Autoridad Aeroportuaria de Guayaquil, sostiene que casi un año se negoció con la concesionaria dada la significativa cantidad que se solicitaba.

El funcionario indica que, en estas conversaciones, la AAG planteó que solo se consideren los ingresos brutos regulados que provienen del ejercicio de la aviación, como los rubros que se cobran por parqueo de los aviones, la iluminación, mangas, uso de la terminal y parqueo vehicular.

De la compensación se sacaron otros rubros comerciales como alquiler de espacios. “El único ingreso comercial que aceptamos es el que perdieron del alquiler a la compañía que le proporciona la comida a los tripulantes y pasajeros de los aviones”, dice Romero.

Tras las negociaciones, el monto final acordado para una compensación por las pérdidas del periodo 2020 fue de 26 millones de dólares.

Romero explica que ese monto no se entregará en efectivo a la concesionaria, sino que se trasladará con dos mecanismos: la entrega de dos años más de concesión y una reducción del canon que paga la concesionaria: de 55,25 % pasó a 53,66 % para el 2021.

¿Qué implica esto? Tagsa asegura el manejo de la terminal de la avenida de las Américas hasta el 2031.

En julio del 2018 ya se había firmado la séptima adenda al contrato de concesión por cinco años más, hasta el 27 de julio del 2029. Con la nueva negociación se dio paso a la octava adenda por dos años más.

El gerente de la AAG explica que como la situación de la pandemia continúa se acordó negociar cada año la compensación hasta que se normalice la situación, es decir, las pérdidas del 2021 se abordarán en los primeros meses del 2022.

La concesionaria Tagsa declinó comentar sobre estas compensaciones alcanzadas con la Autoridad Aeroportuaria, pues prefirió que sea esta entidad la que se pronuncie.

No obstante, un ejecutivo del aeropuerto porteño comenta que los niveles de tráfico de pasajeros aún no llegan a lo que se tenía en el 2019.

“Hasta el cierre del mes de noviembre del 2021, en pasajeros totales de salida, arribo y tránsito internacionales tenemos menos 44,8 % pasajeros que en el 2019″, indica Ángel Córdova, gerente de Tagsa.

Según estimaciones del Consejo Internacional de Aeropuertos (ACI), los pasajeros que se tenía en el 2019 se recuperarán en el mundo aproximadamente durante el año 2024. “En el caso de Guayaquil consideramos que se podrían recuperar a fines del año 2023 o durante el año 2024″, dice.

En los vuelos internacionales, la terminal local tiene aproximadamente -35 % comparado con el 2019, y en vuelos nacionales aproximadamente -57 % comparado con el mismo periodo anual.

El aumento de vuelos a Estados Unidos, empujado por una fuerte demanda de pasajes a ese mercado, ha ayudado a la paulatina recuperación del tráfico. Los niveles a ese destino han ido creciendo en contraste con otros mercados en los que todavía se mantiene distante una recuperación.

Con los nuevos plazos de la concesión, los planes para construir el aeropuerto de Daular se continúan reacomodando. Daular se concebía para el 2024, luego se movió al 2029 y en estos momentos se trasladó al 2031. “No sabemos qué puede ocurrir. Pronosticar es actuar más o menos como brujo”, sostiene Romero. (I)