Desmond Tutu fue un referente contra el Apartheid

El arzobispo sudafricano Desmond Tutu, fallecido este 26 de diciembre de 2021, fue -y será- de aquellas figuras religiosas que representan mucho más que un vínculo espiritual con los feligreses. Cumplía con aquel principio liberador y utópico -vaya que lo es- de que el Reino de los Cielos no necesariamente es algo a esperar en una próxima vida.

Era un arzobispo anglicano. Y su voz en el púlpito contenía la épica de aquellos negros que luchaban contra el apartheid, el sistema de discriminación racial en Sudáfrica.

Desmond Tutu pertenece a la estirpe de aquellos religiosos como Martin Luther King Jr. y tantos otros que en Estados Unidos luchan por los derechos humanos, los derechos civiles, bajo el principio de la no violencia. No lo hizo desde la política y no quería involucrarse con la política. “No soy lo suficientemente inteligente. No puedo pensar rápidamente en el momento. También creo que es un entorno muy duro. Soy un bebé llorón, no lo suficientemente fuerte para el bullicio de la política”; dijo una vez, citado por The Guardian.

En 1974 fue el primer deán anglicano de Johannesburgo. Y según Shirley du Boulay, su biógrafa, en aquel entonces “tenía menos conciencia política de lo que cabría esperar. Su contribución a la liberación de su pueblo (hasta entonces) había sido convertirse en un buen sacerdote.

Había vivido casi toda su vida bajo el apartheid. Tenía 17 años cuando, en 1948, se instaló ese sistema perverso. Cuando llegó a 40, se alió con movimientos de liberación, pero siempre bajo el principio de la no violencia. En 1984 recibió el Premio Nobel de la Paz.

Terminado el apartheid y, con Nelson Mandela, los negros llegaron a ser Gobierno, fue un hombre que no tuvo -tal como Mandela- el ánimo de revancha contra los blancos. Trató, más bien, de unificar al país.

Fue presidente de la Comisión de la Verdad y la Reconciliación en los años 90. La comisión se encargaba de recoger los testimonios de aquel sistema perverso llamado apartheid. En aquellos años dijo que estaba “abrumado por la extensión del mal”.

Tenía un principio que puede sonar doloroso: abrir la herida para sanar de verdad. También ofreció otorgar amnistías a los interrogados, si decían la verdad sobre sus crímenes de lesa humanidad.

“Su credibilidad fue fundamental para los esfuerzos de la comisión por lograr que exmiembros de las fuerzas de seguridad sudafricanas y exguerrilleros cooperaran con la investigación”, afirma el diario The New York Times.

Según The Guardian,Tutu en realidad es el precursor de Mandela. Y “ambos estaban lo suficientemente por encima de las cuestiones raciales como para saber que, en última instancia, lo que importaba (al menos para la transición del apartheid a un gobierno no racial) sería la reconciliación entre las razas deSudáfrica”.

Desmond Tutu, cuya muerte ahora lamenta el mundo entero que fue testigo de la transformación del cambio en ese país, sostuvo que “las demandas de justicia son ­reemplazadas por demandas de reconciliación”.

Pero fue así de fuerte también contra algunos líderes del Congreso Nacional Africano ya con Mandela en el poder. Y fue aún más fuerte contra los presidente sucesores, a quienes acusó de enriquecer a una pequeña élitemientras
la mayoría vivía en una “pobreza inhumana”.

“Creo que estamos en un mal lugar en Sudáfrica (…) y especialmente cuando lo contrasta con la era de Mandela. Muchas de las cosas que soñamos que eran posibles parecen estar cada vez más fuera de nuestro alcance. Tenemos la sociedad más desigual del mundo”, dijo en 2010 al The New York Times Magazine.

Lamentaba desde hace algún tiempo que era imposible que se cumpliera su sueño de tener “banderas de todos los colores”. Como dijo el presidente Cyril Ramaphosa, presidente de Sudáfrica, “era un patriota sin igual; un líder de principios y pragmatismo que dio sentido a la percepción bíblica de que la fe sin obras está muerta”