Desfile por el Día de los Santos Inocentes será el 6 de enero
‘Cuando era niña, había una celebración más importante que las mismas fiestas de Quito en esta ciudad. Era el Día de los Santos Inocentes. Todos nos divertíamos, en especial los más pequeños. Había disfraces, color, comida, bebida y, por supuesto, buena vecindad. Por eso me duele tanto que se haya perdido. Y hoy, junto a un grupo de vecinos de San Blas, estamos trabajando para recuperarlo.
Mi vida está arraigada al Centro Histórico. Nací hace 68 años en un centro médico de Santa Barbara, de bebé me llevaron a San Juan y antes de cumplir un año me trajeron a San Blas, donde vivo hasta el momento. Todos mis recuerdos están aquí. En especial los de las fiestas.
Recuerdo clarito cuando, por primera vez, salí con mis abuelitos a festejar el Día de los Inocentes. Nos preparábamos con tiempo, y toda la gente del barrio salía a las calles.
Nos encontrábamos en la Plaza Belmonte y saludábamos con todo el mundo. Había disfrazados con unas caretas superbién hechas y algunas me asustaban. Estaban las carishinas, que no eran más que hombres vestidos de mujer que bailaban agarrando una muñeca e invitaban a bailar al resto. Nadie se quedaba quieto.
Los payasos tenían un salchichón en la mano y les perseguían a los niños que les molestaban. Les gritábamos: ‘payasito payaón, tu mamita sin calzón’, o ‘mama chuchumeca, nariz de manteca’.
También había curitas, monjitas, personas con trajes tradicionales, el diablo huma, caretas con cachos, personajes de otras provincias y otras culturas.
La caravana recorría todo San Blas, pasaba por el Mercado Central, la Plaza del Teatro y llegaba a la Plaza Grande, donde estábamos un rato y luego regresábamos a la Belmonte. Todo el camino íbamos cantando, bailando, haciendo coplas… Nos acompañaba la banda de pueblo, con los pingullos y tambores.
Desde el 28 de diciembre hasta el 6 de enero la ciudad vivía una fiesta con actividades recreacionales. Esos días solíamos hacer recorridos en los lugares más bonitos del barrio. Íbamos a la iglesia, a la Biblioteca Nacional que antes quedaba donde hoy es la parada del Trolebús, y también a las comidas del Mercado Central a probar las tradicionales corvinas de doña Gloria, que en inicio las hacía su mamá y ahora las hacen sus hijos.
Además, se organizaban grandes competencias en el Coliseo Julio César Hidalgo. Recuerdo que mi mamita y mi tío sabían participar en un concurso de baile, y sabían ganar. Iban los vecinos a hacer barra, era bien bonito. También había corridas de toros.
Esa semana nos hacíamos la rueda moscovita, nos subíamos en el tren que llegaba con juegos metálicos y se instalaba en el barrio y jugábamos al bingo. Tengo hasta ahora un cuadro de la virgen Dolorosa que nos ganamos con mi abuelita. Así se hacía barrio. Por eso junto al presidente del sector, estamos trabajando por recuperar esas costumbres, esa buena vecindad donde todos nos conocíamos.
El primer paso fue haber trabajado con los niños de la zona, les hemos reunido para explicarles cómo era la convivencia antes. Incluso les enseñamos a hacer caretas. Ya hicimos un primer ejercicio la semana pasada, y terminaremos en Casa Victoria, esta semana, para estar listos para un evento que realizaremos el 6 de enero.
A los más pequeños les gusta saber esas anécdotas de mi infancia, y las leyendas que me contaban cuando era chiquita, como la de la Virgen de la Chile y Valparaíso. Cuenta la historia que, en esa esquina, debajo de la Virgen reposa el corazón de una chica que murió luego de un desamor. Guardado en una urna, tal como fue su último deseo.
Contarles estas historias a los niños es parte de la recuperación de la memoria histórica de la ciudad. También les cuento la leyenda de la Bruja del Itchimbía, y de los fantasmas de la Casa Piedrahíta.
Formo parte del colectivo Minka, conformado por vecinos que trabajamos para recuperar las tradiciones de Quito. Entre todos hemos apoyado el hombro para no dejar morir el Día de los Santos Inocentes. Por eso, este 6 de enero, vamos a volver a hacer el desfile. No va a ser tan grande como habíamos planeado por el rebrote de la pandemia. Participaremos vecinos de San Blas, La Tola, Toctiuco, San Juan, San Diego, San Sebastián, San Roque, La Colmena y otros. Saldremos desde la Belmonte, a las 16:40 y llegaremos al Teatro Sucre.
Pasaremos por la Plaza Arenas que es importante para esta fecha, ya que allí se realizaban los casquetes y las tertulias. Queremos demostrar que ni el virus es tan fuerte como la voluntad cultural de tratar de rescatar el patrimonio intangible de la ciudad”