Déficit de 6 000 docentes en Ecuador
El retorno progresivo a clases presenciales evidenció otra grave carencia que afronta el sistema educativo público del Ecuador: 6 000 plazas de docentes no han sido llenadas por falta de recursos económicos, según la Unión Nacional de Educadores (UNE).
El Ministerio de Educación (ME) no proporcionó la cifra real de maestros faltantes, únicamente se informó que están trabajando para en el primer trimestre del 2022 cubrir el déficit con un primer ingreso de 1 900 docentes.
Esta escasez de profesores afecta a más de 800 000 estudiantes de la Costa, Sierra, Amazonía y Galápagos que están en clases presenciales; y ocurre, principalmente, por las jubilaciones constantes.
Desde 2019 hasta octubre pasado, 12 300 docentes del país se jubilaron y el pasado 1 de noviembre el Ministerio de Educación (ME) llenó 8 002 plazas con los concursos Quiero ser Maestro 7 y Quiero ser Maestro Intercultural.
Cada mes hay nuevas jubilaciones y con eso aumenta el déficit, explica Isabel Vargas, presidenta de la UNE.
Pero además, los ganadores de los concursos venían laborando con contrato en otros planteles y al reintegrarse a las nuevas plazas con nombramiento dejaron una nueva vacante en otro plantel.
Ese cambio es la segunda causa del déficit de profesores. Le siguen las renuncias por diferentes causas, traslados (sectorización), permisos por salud y el arrastre de las necesidades de años anteriores.
Álex Barreto, de 33 años, dejó la Unidad Educativa Nabón y pasó al colegio San Francisco de Cuenca. Ganó el concurso para maestro y desconoce si contrataron a un nuevo docente. La mayor necesidad está en las cabeceras cantonales.
El informe del Programa Internacional de Evaluación de Alumnos señala que, por cada 25 estudiantes debe haber un profesor. En el país hay planteles tradicionales con población numerosa, superior a los 35 alumnos por aula.
Según Vargas, para cumplir ese aforo y la distancia física de 1,5 metros por la pandemia del covid-19 faltaría 70 000 profesores en todo el país. “Pero no hay esas inversiones y en pandemia más bien hubo recortes a la educación”, puntualizó.
El pasado martes se entregó 71 nombramientos a docentes de Cuenca, de los 587 ganadores de los concursos en Azuay Cañar y Morona Santiago. Pero hay 362 plazas faltantes, dijo Miguel Pesántez, coordinador de la zonal 6 del ME.
En esa lista están las unidades educativas Manuel J. Calle, Sayausí, Guillermo Mensi, Daniel Córdova Toral y 12 de Abril de Cuenca, que les hace falta entre dos y cinco docentes. En el Benito Juárez de Quito faltan dos profesores de especialidad para los primeros y segundos de bachillerato.
Los rectores visitan a diario las oficinas de los distritos del ME para gestionar e insistir en la contratación. Nos ofrecieron para el próximo mes, dijo José Luis Chicaiza, rector del Manuel J. Calle, que acoge a 2 100 estudiantes. Allí llenaron dos plazas y falta tres.
Según Chicaiza, se apoyan en los inspectores “para mantener a los alumnos con actividades”. Al igual que ellos, los tutores, inspectores y hasta sicólogos del DECE han asumido las materias de los profesores faltantes en los diferentes planteles. En otros casos hay pasantes de las universidades.
Eso es parte del plan de contingencia del ME para cubrir las necesidades insatisfechas, dijo Pesántez. Sin embargo, Silvana Durán, del Comité de Padres de Daniel Córdova Toral, cree que esa alternativa frena y devalúa el aprendizaje.
“Los chicos están afectados por las clases virtuales y la falta de profesores amplía los vacíos de conocimiento”, precisó. Ella contó que en este plantel faltan docentes de física y lenguaje, que son importantes en la vida académica.
A la mayoría de los rectores del país, las autoridades distritales les han ofrecido una solución. Según Pesántez, esta Cartera de Estado está pidiendo un incremento del 17% del presupuesto de educación para el ejercicio fiscal del 2022.
Para Antonela Mora, madre de familia, la lista de desafíos para sacar de la crisis a la educación ecuatoriana es enorme y el regreso a clases requiere de acciones concretas del Gobierno para asegurar el bienestar de los estudiantes y de los docentes.
Testimonios
‘El nombramiento me da tranquilidad emocional’
Gabriela Vicuña, docente, 35 años.
Soy de la provincia del Cañar y estuve nueve años como docente contratada en Azogues. Gané el concurso Quiero Ser Maestro 7 y desde el 1 de noviembre me incorporé en la Unidad Educativa Gabriel Cevallos García de Cuenca. Este proceso tomó más de un año por la pandemia hasta cumplir con las fases de elegibilidad, evaluaciones sicológicas, de personalidad, conocimientos específicos y clase práctica. Antes, en el 2018 participé en la sexta convocatoria, pero no salí favorecida. Estoy contenta porque este nombramiento me da tranquilidad y estabilidad emocional, laboral y económica. El pertenecer al magisterio nacional nos abre muchas puertas. Por ejemplo, la Ley Educación establece mejor sueldo, ascenso en las categorías y otros beneficios. Ahora tengo el reto de mejorar la enseñanza y sacar a los niños del atraso del nivel educativo que tienen por las clases virtuales. Hay vacíos que debemos llenarlos y contamos con las estrategias pedagógicas para hacerlo.
‘Concursé dos veces en el Quiero Ser Maestro’
Freddy Tituana, docente, 30 años, Cuenca
Tengo seis años de experiencia como docente. Me inscribí en el Quiero Ser Maestro 5 y como no había las partidas disponibles en Cuenca me retiré del concurso y seguí en la Unidad Educativa Víctor Gerardo Aguilar, como profesor de matemáticas en básica y bachillerato. Siempre viví con la incertidumbre de que llegue el nombramiento en esta plaza y me quede sin trabajo. El año anterior se abrió una plaza para matemáticas en la Unidad Educativa Sayausí (Cuenca), apliqué y gané el concurso. Llevo más de un mes y estamos trabajando en la nivelación porque los estudiantes presentan retrasos de casi dos años de contenidos y hay que darle los conocimientos. Me preocupan las decisiones que se tomen como país ante la nueva variante del covid-19, porque en matemática hay que practicar con ejercicios, observar cuando los chicos no están entendiendo, motivarlos y eso se logra en clases presenciales.
Hicimos una evaluación diagnostica y se encontró muchos vacíos que nos tomará meses llenarlos.