Ciudadanos, a prueba durante diciembre
Las fiestas de Quito le dejaron una lección a la capital: cuando falta control, sobran los desmanes. Solo durante los días de festejo, el ECU-911 recibió 576 alertas de aglomeraciones, es decir, 264 más que las registradas el 2020.
También hubo más escándalos, fiestas y libadores. Los altercados durante los festejos ocurrieron en zonas donde no se realizaron eventos formales sino en espacios que han funcionado tradicionalmente como puntos de encuentro de la gente.
Juan Zapata, director del ECU-911, explica que el año pasado fue distinto al actual, principalmente porque ya no estamos en estado de excepción. En 2020 hubo más restricciones y la situación le permitió al COE nacionaltomar decisiones para poder manejar la pandemia.
Este 2021, la entidad solo pudo limitarse a exhortar, y eso complica el control. Al no existir un respaldo legal para la restricción de derechos, las personas pueden salir al espacio público con libertad.
En la avenida Shyris, por ejemplo, hubo tumultos, consumo de licor y escándalos en las festividades de la capital. Nadie respetó el distanciamiento y pocas personas usaban mascarillas.
Las consecuencias, advierte Zapata, se verán a fines de año, ya que está comprobado que a mayor número de incivilidades, más contagios.
Las autoridades no se cansan de recordar que la pandemia aún no ha pasado, que la gente debe seguir manteniendo el uso de la mascarilla y el distanciamiento, pero poco a poco, las personas se han relajado. Basta recorrer la zona comercial de San Antonio, Pomasqui y Cotocollao para notarlo.
En el bulevar de la calle Lizardo Ruiz, por ejemplo, las aglomeraciones son frecuentes. En las tardes, cientos de vendedores se amontonan a lo largo de la vereda, colocan su mercadería y forman una especie de callejón, por donde las personas pasan. Algunos comerciantes tienen las mascarillas en la quijada, otros compradores se colocan el barbijo por debajo de la nariz. Y quienes consumen alimentos que venden en la calle se retiran la protección.
Mariela Arias es dueña de un local de venta de zapatos y cuenta que durante este diciembre las ventas han mejorado, pero advierte que los comerciantes no regularizados se llevan la mayoría de clientes, y que además son quienes generan tumultos. “¿Se imagina cómo va a ser esto la otra semana?”, se pregunta.
Una realidad similar ocurre en el Centro Histórico, sobre todo alrededor de los Centros Comerciales del Ahorro. En Quito hay 12 establecimientos conocidos como los BBB, que acogen a 6 500 comerciantes, donde las personas pueden encontrar todo tipo de productos. Y en esta temporada se organizaron para atraer clientes. Su reto es evitar aglomeraciones.
Kléver Herrera, director de los Centros Comerciales Populares, cuenta que los comercios cumplen exigencias para poder atender: todos los comerciantes tienen colocadas las dos dosis de vacunas y se están poniendo el refuerzo. Además, cuentan con puntos de triaje y ampliaron sus horarios; antes atendían de 09:00 a 17:00, ahora lo hacen de 08:00 a 20:00.
También llegaron a acuerdos con la Policía, para que haya operativos permanentes en los alrededores; y con las instituciones municipales, para evitar la informalidad.
Herrera explica que se está dando a los comerciantes autónomos la posibilidad de regularizarse y ubicarse en puestos disponibles en mercados, ferias y en los BBB. Se cuenta con espacios, por ejemplo, en las plataformas de La Luz, en la Mariscal Sucre, en la Primero de Mayo, en la Ciudadela Ibarra y en Tumbaco.
El comercio informal es el primer causante de amontonamientos y un enemigo para los dueños de los negocios.
Joselito Curo, quien vende ropa desde 2003 en el centro comercial Chiriyacu, dice que los ambulantes son competencia desleal, porque no deben pagar renta, servicios, impuestos, ni IVA. Cuenta que en 2019 vendió el doble de lo que ofertó en 2020, y que este año las ventas han bajado más todavía. La última semana -dice- no ha vendido ni una sola prenda. Pide más apoyo a las autoridades.
El Municipio asegura que la campaña Paseos Navideños aumentará las ventas. Todos quienes compren algo en estos espacios hasta el 6 de enero participan en el sorteo de una moto, una TV de 32 pulgadas y más premios.
Además, están recibiendo asesoría de la Cámara de Comercio de Quitopara reactivarse y piden colaboración a la gente para evitar desmanes.
Los grandes centros comerciales también se alistan para recibir a la clientela y evitar contagios. Marianela Barrezueta, administradora general de El Recreo, explica que en todas las puertas se realiza la toma de temperatura, y que hay señalización para que la gente conozca los aforos de cada local. Los pasillos tienen unidireccionalidad, para evitar que los clientes se crucen, y en todas las pantallas se colocaron sistemas de perifoneo para recordar el distanciamiento y el uso obligatorio de mascarilla.
Los dos patios de comidas, con capacidad para recibir a mil clientes cada uno, están habilitados solo para atender a 600 comensales.
La extensión del horario busca que la gente tenga más tiempo para hacer sus compras. Están atendiendo de 09:00 a 22:00. La recomendación es que las personas anticipen su visita para evitar aglomeraciones.
Zapata advierte que, si en Navidad y Año Nuevo los desmanes se repiten y los contagios aumentan, el COE no descarta reforzar las medidas e incluso volver a un confinamiento. Dice que no se puede colocar un policía para cada persona y que es fundamental la conciencia ciudadana generalizada.
Espera que se cumpla el aforo máximo del 50% en espacios cerrados, y que no se realicen pases del Niño, ni novenas, ni bailes, ni reuniones familiares en lugares no ventilados.
Las medidas vigentes
Los bares, discotecas, centros de entrenamiento y gimnasios pueden trabajar en la actualidad con un aforo del 50%.
Los cines y teatros pueden trabajar sin sobrepasar el 60% de su capacidad, según la Resolución A40 del 13 de septiembre pasado.
Los bancos, los restaurantes en sus espacios interiores, los auditorios y los centros de convenciones tienen un aforo del 70%.