Aguiñaga y Alvarez, cada vez más lejos del corral correísta
Son jóvenes, populares y se muestran ejecutivos, pero lo que más une a Marcela Aguiñaga y Aquiles Alvarez es su alejamiento de la disciplina correísta.
La prefecta Aguiñaga es más frontal, utiliza las redes para devolver con guante blanco los dardos disparados por una furiosa Pierina Correa, que la responsabiliza de la derrota en las presidenciales.
Aguiñaga no cae en la confrontación, algo raro en un correísta, y da señales como acercarse a Daniel Noboa y a su familia.
En sus redes sociales coloca videos con Isabel Noboa, la vez que el mandatario acudió a la sesión solemne por la provincialización del Guayas ocupando ella acudió a la posesión de Noboa, al que deseó suerte en su gestión.
Entre video y video, renunció a la presidencia de la Revolución Ciudadana, partido que ahora es dirigido por Luisa González.
Alvarez, el delfín clonado
El alcalde Alvarez tiene rasgos similares a Rafael Correa. Incursionó joven en la arena política y le gusta la polémica, la acusación, la réplica y contrarréplica.
Su perfil y popularidad le dan para ser el binomio de González en las presidenciales del 2025, a pesar de que su militancia en el correísmo es de corta data.
Su posición de heredero del correísmo quedó demostrada la semana pasada durante la asamblea nacional de este movimiento.
Alvarez no asistió y, además de eso, calificó de lamparosos a los que acuden a todas las convenciones.
“Yo no tengo tiempo para andar pajareando ni lampareando en convenciones”, dijo con la seguridad de alguien que sabe que no va a ser reprendido.
Y en efecto, desde Bélgica no recibió ninguna reprimenda por su ausencia o sus calificativos a los devotos miembros de esta secta política ecuatoriana.
El último dato en común entre Aguinaga y Alvarez: los dos aseguran fidelidad al partido, a pesar de que andan por sendas distintas.